Hoy fui a lo de Gabriela, mi psicóloga y fui con terribles ganas de charlar. Descubrimos que mi tristeza tiene que ver con el tema de que unas personas muy muy queridas por mí se pelearon (había puesto los nombres pero los borré, eso ya es exponer la intimidad de otros), en realidad es una pelea que no tiene nada que ver conmigo pero me deja muy triste. Tampoco voy a explicar acá por qué me deja tan triste, solo voy a decir que además de que soporto poco el sufrimiento de mis seres queridos, la tristeza también tiene que ver con mis propios duelos.

Más allá de eso, el día fue relativamente bueno. Trabajé un buen rato, me suscribí a un seminario del MECAD que me pareció interesante, estuve un rato navegando, adelanté el diseño de algunas tapas de la colección “narrares”, trabajé unas fotografías para una revista española y como la depre seguía (escondida, tapujeada, pero asomando en cualquier descuido) llamé a Cori y a mi madre para ir al cine. El cine para mí es como los libros, como escribir, como trabajar en una obra: me sacan de mí misma, recorro otro tiempo y otro espacio. Yo quería ver “La búsqueda”, de Wim Wenders, pero Cori no llegaba a tiempo, así que propuso “La vida secreta de las palabras”, de Isabel Coixet y estuvimos de acuerdo. Me gustó muchísimo (salvo la voz en off) pero realmente no me levantó el ánimo. Después vinimos a casa, Julio había preparado un pollo al horno espectacular.

Etiquetas: octubre 06

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