No sé qué me pasa pero tengo terrible angustia. ¿Bajón de nuevo? Espero que no; odio esta sensación de vacío en el bajo vientre justo debajo del ombligo, las ganas de llorar y de fumar. Pero no puede ser por el cigarrillo. Seguro que no. Ya hace casi un año que no fumo. Bueno, diez meses. Mañana martes tengo psicóloga y capaz que descubro qué hace que me sienta así. Fui a correr, antes de la lluvia. Se supone que correr me deja bien pero no me siento bien. Capaz que dejo esto y me pongo a leer. O a llorar. No me sale. Si pudiera llorar, lloraría. Ayer lloré. Un poco. Sin saber por qué. Me metí en la cama con la excusa de dormir la siesta, pero casi no dormí. Quería dormir, estaba triste por nada. Sentía esta misma angustia. No quiero volver a fumar, pero la verdad es que siento que si fumara me sentiría mejor. El tema es que después no podría correr. Voy a traer una botella de agua y a tomar mucha mucha agua. Y un antidepresivo. Y voy a invitar a Cori y a Julio a ver si quieren ir al cine. Capaz que es el día gris, la lluvia. Mi casa invadida. El patio lleno de bolsas de arena y Pórtland, todo sucio, con ese polvillo infame que se cuela por todas las rendijas.

Algo que me alegró, y mucho: el premio Bartolomé Hidalgo se lo dieron a Mario, por la “Novela luminosa”. Mariceli mandó la noticia. La leí de tardecita.

Etiquetas: octubre 06

¶ 05:47