Otro día encerrada. Le presté la cámara Sofi porque no pensaba tomar registros. Miré películas estúpidas toooooooooda la tarde. El día estaba lindo, pero yo otra vez sin ganas de salir. Ahora mismo estoy frente a la tele y hay una rubia norteamericana con voz de estúpida y cara de lela, unos niños gorditos haciendo preguntas obvias. No quiero mirar la tele y tampoco la apago. Será porque se rompió el control y no quiero levantarme a apagarla. Cuando yo era niña, las teles no tenían control. Nadie lo necesitaba. Desde que se rompió, no hacemos zapping. El canal que quedó en el monitor es el que vemos, a menos que alguien tenga ganas, pero ganas de veras de ver otra cosa. Tantas ganas que hagan que se levante y extienda el brazo y cambie el canal. Tengo el notebook acá y no dejo de mirar la tele, un partido de jockey sobre hielo del que no entiendo nada ni me importa, y sin embargo lo miro. Creo que van a matar a alguien. De los jugadores no, claro, pero debe ser un partido importante porque debe de haber una personalidad importante que debe ser el blanco. Se escuchan disparos de ametralladoras, gritos y en el fondo están cantando el himno. La gente aplaude. Hay un ataque terrorista, creo. Por lo menos parece. Los terroristas son los malos, claro. El juego es muy agresivo, y de juego no tiene nada, parece una lucha, es muy competitivo. La película es vieja, así que los terroristas no son musulmanes (y menos latinoamericanos: esos eran los malos de los 70), son simples americanos que quieren plata: un integrante corrupto de la CIA que es muuuuuuuuuy malísimo porque decidió matar a quien sea con tal de llenar sus cuentas bancarias… (me suena…)

Etiquetas: agosto 06

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