Pasamos el día en el campo nuevo de Gonzalo y Annie. El campo que compraron está sobre la Sierra de las Ánimas. Es un lugar precioso, una zona muy quebrada y rocosa, aparecen por todos lados piedras de distintos tamaños y formas, grises, blancas, variedades de sepias. La mayor parte de la vegetación es autóctona, árboles criollos de ramas y troncos oscuros y retorcidos, madera que se nota dura y compacta, hojas por lo general chiquitas de distintos tonos de verdes; el pasto salpicado de flores silvestres rosadas, lilas, blancas, azuladas, amarillas; de hierbas medicinales. Nos bañamos en una pileta natural de un agua fría y transparente que baja por la sierra formando pequeñas cascadas entre las piedras. Mientras hacían el asado Annie y yo dormimos la siesta. Annie en realidad durmió desde que llegamos, mientras los demás nos fuimos a bañar a la cascada. Nos despertaron con el asado pronto. Cordero, crocante y tierno, muy sabroso. Después de comer paseamos un rato por la sierra y volvimos al anochecer. Cansados.