Llevé a las perras a pasear al parque. Voy al parque casi todos los días, los días que voy a correr también paso por el parque y hago estiramiento frente al laguito donde nadan unas carpas. Me asombró ver que las hojas de los plátanos ya están amarilleando, y faltan como veinte días para el comienzo oficial del otoño. También están florecidos los palos borrachos, y si no me equivoco, florecen en otoño. El aire está fresco, aunque el sol calienta mucho (nivel de radiación ultravioleta alto y muy alto, dijeron hoy en el informativo). La escalera que baja al parque, la de Requena y Gonzalo Ramírez, está quedando super decorada; le hice unos registros, y también a la mujer que pasa el día en el parque con sus bolsas. De mañana siempre la veo, y la he visto de tarde también. Cuando llueve, sé que se retira con sus bolsas y las lleva por Requena dos cuadras para arriba. La he visto también cruzar la calle: arrastra una bolsa hasta el eje de la calzada, y va a buscar otra, hasta que las tiene a todas amontonadas, y luego las va arrastrando de a una hasta tener todas las bolsas juntas del otro lado de la calle. Y así continúa moviéndose, arrastrando sus bolsas, arrastrando su casa, como un caracol o una tortuga. Cuando llega al lugar que quiere, acomoda las bolsas y las tapa o las envuelve con nylon, y ella se mete adentro, rodeada de bolsas y duerme ahí. Si llueve y es de día, o no tiene ganas de dormir, entonces abre un paraguas chiquito, de niña, con dibujos infantiles, y solo aparece su cabecita entre las bolsas. Si las perras se le acercan a olfatear, o de curiosas, les grita para que se alejen; supongo que pensará que son perros machos y que van a levantar la pata para mear sobre ella y su bolsas-casa.
Etiquetas: marzo 06
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