19.6.06
01 de febrero 06, miércoles.
A la 3 de la mañana me tomé el ómnibus para el Polonio. Dormí horrible, a veces me despertaba con frío y a veces con calor. Llegué al Polonio a la 8 am, re cansada. Desperté a las chicas, que todavía dormían. Abrí la puerta de la habitación 7, que estaba sin llave y entré al dormitorio de Grata y Gaby. Violeta dormía en el piso, sobre un colchoncito improvisado. Nos fuimos a desayunar afuera y a esperar que Violeta se despertara. Apareció Dolores, una artista argentina amiga de Grata con muy buena onda. Después del desayuno nos fuimos a caminar a dar la vuelta al Cabo y el tour terminó en la Playa Sur. Nos dimos unos baños es-pec-ta-cu-la-res, el agua estaba transparente, salada, fresca. Aunque teníamos sombrilla en un momento nos sentimos asoleadas y con hambre y volvimos al hotel. De pasada nos sentamos en un boliche con buen aspecto a comer milanes de pecado. Buenísimas. Teníamos que apurarnos porque el programa del día finalmente y por absoluta solidaridad hacia la Grande Grata incluía paseo al bosque de lo ombúes, así que salimos a los pedos, con más ganas de dormir una siesta que de tomar otro jeep-camión para salir del Polonio. Pero juntamos fuerzas que parecían surgir de una especie de recóndito carácter estoico y militante; porque a Grata se le antojó que visitar el bosque de los ombúes era lo más importante de su estadía, y partimos en grupete a acompañarla hacia el arroyo Valizas a tomar el lanchón que nos llevaría al bosque. (El paseo salió un huevo). El arroyo es realmente raro, sinuoso, con pasto a los márgenes, sin más vegetación que esa. Pastito, y cortito. De vez en cuando, aparecían algunas vacas con pinta de aburridas. Hacía calor. Por fin llegamos al bosque de los ombúes. El bosque es una franja de 23 km de largo, que costea la parte de la laguna de Valizas. Recorrimos 1 km, no los 23. Pero bastó. Está bueno. Lo cuidan. Al volver, algunos (que seguro querían aprovechar el costo del pasaje) cruzaron el arroyo (en el lanchón, claro) y se fueron a un mirador de aves, y nosotras nos quedamos tranqui, debajo de unos árboles, con ganas de volver al Polonio. Empezó a refrescar, y de ahí en más nos cagamos de frío. Media hora de lanchón. Quince minutos de camión. Tres cuartos de hora de jeep-camión. Llegamos al Polonio como a la 10 de la noche, congeleti. No estaban esperando Ángela, Anabel, Guille, Bernardo. Me fui a dormir con ellos, a la casa que habían alquilado sobre la Playa Norte.
A la 3 de la mañana me tomé el ómnibus para el Polonio. Dormí horrible, a veces me despertaba con frío y a veces con calor. Llegué al Polonio a la 8 am, re cansada. Desperté a las chicas, que todavía dormían. Abrí la puerta de la habitación 7, que estaba sin llave y entré al dormitorio de Grata y Gaby. Violeta dormía en el piso, sobre un colchoncito improvisado. Nos fuimos a desayunar afuera y a esperar que Violeta se despertara. Apareció Dolores, una artista argentina amiga de Grata con muy buena onda. Después del desayuno nos fuimos a caminar a dar la vuelta al Cabo y el tour terminó en la Playa Sur. Nos dimos unos baños es-pec-ta-cu-la-res, el agua estaba transparente, salada, fresca. Aunque teníamos sombrilla en un momento nos sentimos asoleadas y con hambre y volvimos al hotel. De pasada nos sentamos en un boliche con buen aspecto a comer milanes de pecado. Buenísimas. Teníamos que apurarnos porque el programa del día finalmente y por absoluta solidaridad hacia la Grande Grata incluía paseo al bosque de lo ombúes, así que salimos a los pedos, con más ganas de dormir una siesta que de tomar otro jeep-camión para salir del Polonio. Pero juntamos fuerzas que parecían surgir de una especie de recóndito carácter estoico y militante; porque a Grata se le antojó que visitar el bosque de los ombúes era lo más importante de su estadía, y partimos en grupete a acompañarla hacia el arroyo Valizas a tomar el lanchón que nos llevaría al bosque. (El paseo salió un huevo). El arroyo es realmente raro, sinuoso, con pasto a los márgenes, sin más vegetación que esa. Pastito, y cortito. De vez en cuando, aparecían algunas vacas con pinta de aburridas. Hacía calor. Por fin llegamos al bosque de los ombúes. El bosque es una franja de 23 km de largo, que costea la parte de la laguna de Valizas. Recorrimos 1 km, no los 23. Pero bastó. Está bueno. Lo cuidan. Al volver, algunos (que seguro querían aprovechar el costo del pasaje) cruzaron el arroyo (en el lanchón, claro) y se fueron a un mirador de aves, y nosotras nos quedamos tranqui, debajo de unos árboles, con ganas de volver al Polonio. Empezó a refrescar, y de ahí en más nos cagamos de frío. Media hora de lanchón. Quince minutos de camión. Tres cuartos de hora de jeep-camión. Llegamos al Polonio como a la 10 de la noche, congeleti. No estaban esperando Ángela, Anabel, Guille, Bernardo. Me fui a dormir con ellos, a la casa que habían alquilado sobre la Playa Norte.
Etiquetas: febrero 06
¶ 08:42
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